Esta tarde comienza el IX Ciclo de Cine y Discapacidad que organiza la asociación Discapacitados sin Fronteras con la colaboración de la Fundación CAI-ASC. La intención es sensibilizar a través del cine para lograr la normalización de un colectivo importante en la sociedad. Romper barreras, reflexionar y prestar la atención necesaria a una situación en la que todavía queda mucho por hacer. Un total de cuatro películas durante los sábados de este mes servirá para ahondar en este propósito. Para complementar esta idea básica recupero un pequeño texto que introducía un ciclo del Aula de Cine de la Universidad dedicado a esta cuestión.
Pese a los más de 100 años de historia del cine, ha habido pocas películas en las que la discapacidad de una persona se mostrara de una forma natural, como parte de la vida cotidiana. Como han señalado muchos expertos, el discapacitado cuando no ha permanecido invisible o como un ser marginado, ha sido llevado a caracterizaciones parciales en las que era el malvado o un personaje bonachón. Progresivamente, de las historias de superación (por otra parte, un excelente material dramático) se ha ido pasando a argumentos que buscan la normalización y la integración del discapacitado. Así, títulos recientes como Nacional 7 (Nationale 7, Jean-Pierre Sinapi, 2000) o Elling (Brodre i blodet, Petter Naess, 2001) han apostado por este mensaje.
Otro aspecto no menos importante es el de los actores. La mayoría de las veces actores sin minusvalías han interpretado estos personajes con gran éxito. Esto lleva al planteamiento de la duda sobre si las personas que tienen alguna incapacidad son discriminadas por ello en el mundo laboral en general y en el del espectáculo en particular. Casos de actores y actrices con discapacidad ha habido pero lo cierto es que son pocos. Quizá el más conocido sea el de la actriz Marlee Matlin, quien en Hijos de un dios menor (Children of a Lesser God, Randa Haines, 1986) interpretó a una sordomuda teniendo ella esta minusvalía en la vida real (y obtuvo el Oscar a la mejor actriz). No era la primera vez ni fue la última. Y unido a esto, la cuestión sobre si las películas integran con normalidad personajes cuya discapacidad sea mostrada de forma natural, en el desarrollo de una profesión o en su vida privada, como parte de la trama junto a los otros caracteres. En cualquier caso, preguntas para el debate.
Las sesiones tendrán lugar los sábados de noviembre en el Centro Joaquín Roncal (C/ San Braulio, 5-7), a partir de las 18:30 horas y con entrada libre hasta completar el aforo. Más información en el 976 234 247.
El ciclo completo
08/11 Las llaves de casa de Gianni Amelio. 106 min. 2004, Italia-Francia-Alemania
15/11 Lunas de hiel de Roman Polanski. 139 min. 1992, Francia-Reino Unido
22/11 Bailar en la oscuridad de Lars von Trier. 139 min. 2000, Dinamarca-Alemania-Estados Unidos-Reino Unido-Francia-Suecia
29/11 León y Olvido de Xavier Bermúdez. 108 min. 2004, España
Pese a los más de 100 años de historia del cine, ha habido pocas películas en las que la discapacidad de una persona se mostrara de una forma natural, como parte de la vida cotidiana. Como han señalado muchos expertos, el discapacitado cuando no ha permanecido invisible o como un ser marginado, ha sido llevado a caracterizaciones parciales en las que era el malvado o un personaje bonachón. Progresivamente, de las historias de superación (por otra parte, un excelente material dramático) se ha ido pasando a argumentos que buscan la normalización y la integración del discapacitado. Así, títulos recientes como Nacional 7 (Nationale 7, Jean-Pierre Sinapi, 2000) o Elling (Brodre i blodet, Petter Naess, 2001) han apostado por este mensaje.
Otro aspecto no menos importante es el de los actores. La mayoría de las veces actores sin minusvalías han interpretado estos personajes con gran éxito. Esto lleva al planteamiento de la duda sobre si las personas que tienen alguna incapacidad son discriminadas por ello en el mundo laboral en general y en el del espectáculo en particular. Casos de actores y actrices con discapacidad ha habido pero lo cierto es que son pocos. Quizá el más conocido sea el de la actriz Marlee Matlin, quien en Hijos de un dios menor (Children of a Lesser God, Randa Haines, 1986) interpretó a una sordomuda teniendo ella esta minusvalía en la vida real (y obtuvo el Oscar a la mejor actriz). No era la primera vez ni fue la última. Y unido a esto, la cuestión sobre si las películas integran con normalidad personajes cuya discapacidad sea mostrada de forma natural, en el desarrollo de una profesión o en su vida privada, como parte de la trama junto a los otros caracteres. En cualquier caso, preguntas para el debate.
Las sesiones tendrán lugar los sábados de noviembre en el Centro Joaquín Roncal (C/ San Braulio, 5-7), a partir de las 18:30 horas y con entrada libre hasta completar el aforo. Más información en el 976 234 247.
El ciclo completo
08/11 Las llaves de casa de Gianni Amelio. 106 min. 2004, Italia-Francia-Alemania
15/11 Lunas de hiel de Roman Polanski. 139 min. 1992, Francia-Reino Unido
22/11 Bailar en la oscuridad de Lars von Trier. 139 min. 2000, Dinamarca-Alemania-Estados Unidos-Reino Unido-Francia-Suecia
29/11 León y Olvido de Xavier Bermúdez. 108 min. 2004, España
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