Cuando queda muy poco para que la Biblioteca de Aragón cierre sus puertas para acometer una serie de obras de mejora de sus instalaciones, el ciclo de cine clásico japonés, que está llevando a cabo Fernando Gracia y la Asociación Aragón Japón, nos ofrece otro título imprescindible: Cuentos de la luna pálida (Ugetsu monogatari, 1953). No haber visto este filme es tener una laguna enorme en el bagaje cultural, especialmente si eres aficionado al cine. Está dirigida por Kenji Mizoguchi (1898-1957), al igual que la ya proyectada El intendente Sansho (Sanshô dayû, 1954). Director de mal carácter, que odiaba a su padre (un hombre al parecer violento) y veneraba a su madre (una mujer débil y enfermiza), muy compenetrado con su hermana (vendida por el padre a una casa de geishas a los catorce años por la penurias económicas de la familia), exigente con sus colaboradores y consigo mismo, perfeccionista, alcohólico, de tormentosas relaciones sentimentales (una amante le asestó varias puñaladas que estuvieron apunto de acabar con su vida), de sensibilidad extrema y que ha dado algunas obras maestras a la historia del cine. La última etapa de su carrera, los años cincuenta, está llena de ellas. De su extensa filmografía en la que se contabilizan ochenta y cinco películas, tan solo se conservan en la actualidad treinta y una.
Cuentos de la luna pálida (a veces también titulada Cuentos de la luna pálida de agosto o Cuentos de la luna pálida de agosto después de la lluvia) es una rareza en su cine. León de Plata en el Festival de Venecia, posiblemente es su obra más conocida internacionalmente. Se trata de un relato fantástico, algo a lo que es poco propenso Mizoguchi más dado a instalarse en la realidad y su gentes. Sin embargo, la delicadeza de la película y la práctica disolución de la frontera entre lo real y el ensueño ofrecen una atmósfera única a este relato repleto de magia, sensibilidad y humanismo en esta preciosa fábula. Un compromiso ineludible para todo amante del buen cine y para quienes están ya cansados de ciertas fórmulas del cine actual.
El pase tendrá lugar en la Biblioteca de Aragón (C/ Doctor Cerrada, 22), a partir de las 19:00 horas y con entrada libre.
Nota: Un poquito después, a las 19:30 horas en Fnac-Plaza de España se proyectará la película Las doce sillas (Tomás Gutiérrez Alea, 1962), perteneciente a la colección Cinemateca de Cuba. La entrada también es libre.
Cuentos de la luna pálida (a veces también titulada Cuentos de la luna pálida de agosto o Cuentos de la luna pálida de agosto después de la lluvia) es una rareza en su cine. León de Plata en el Festival de Venecia, posiblemente es su obra más conocida internacionalmente. Se trata de un relato fantástico, algo a lo que es poco propenso Mizoguchi más dado a instalarse en la realidad y su gentes. Sin embargo, la delicadeza de la película y la práctica disolución de la frontera entre lo real y el ensueño ofrecen una atmósfera única a este relato repleto de magia, sensibilidad y humanismo en esta preciosa fábula. Un compromiso ineludible para todo amante del buen cine y para quienes están ya cansados de ciertas fórmulas del cine actual.
El pase tendrá lugar en la Biblioteca de Aragón (C/ Doctor Cerrada, 22), a partir de las 19:00 horas y con entrada libre.
Nota: Un poquito después, a las 19:30 horas en Fnac-Plaza de España se proyectará la película Las doce sillas (Tomás Gutiérrez Alea, 1962), perteneciente a la colección Cinemateca de Cuba. La entrada también es libre.
2 comentarios:
Esta película es preciosa y me trae muy buenos recuerdos. besitos
Preciosa e imprescindible para todo amante del cine que se precie. Para mi es una obra de arte. Y si va acompañada de buenos recuerdos, pues mejor todavía.
Más besitos
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