Hay un dicho que dice que es mejor estar solo que mal acompañado. Quizá en días como hoy adquiere más sentido que nunca. Esta noche muchas personas, en nombre de la sacrosanta familia -la tradicional, claro- y de la Navidad, se reúnen para cenar... aunque sea a la fuerza porque le van a ver el careto a ese cuñado bocazas o van a tener que aguantar las tonterías de esa suegra impertinente u oír las manidas opiniones de ese primo lejano. Y eso que al parecer, así es el homo sapiens (?), el mayor motivo de discusión en estas fechas es por quién se hace con el control del mando a distancia. Será precisamente para no escuchar al resto de familiares pese a que el tiro salga por la culata y se acabe en bronca igualmente. Así que mi deseo este año es que sobreviváis a la familia y/o a las malas compañías, para que no os pase como a los pobres de Plácido (magnífica película que todo aficionado debería ver, especialmente si no la conocen) con los ricos burgueses que les invitan a cenar en Nochebuena por eso de las apariencias, no por otro motivo; el resto del año, si te he visto no me acuerdo. En fin, tened una noche plácida y si podéis disfrutar -y hacer disfrutar- mucho mejor.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Feliz Navidad amigo... y por muchas visualizaciones de Plácido, una de mis pelos favoritas de ayer, hoy y siempre.... Feliz Navidad
Feliz Navidad, que este 2011 a punto de extinguirse te ha traído el mejor de los regalos posibles.
Esta canción es para ti
Para ti, Auvernés, que sin remilgos
me diste un poco de leña
cuando tuve frío
tú que me diste fuego cuando
los cultos y los incultos
toda la gente bien intencionada
me cerró la puerta en las narices.
No era más que un poco de fuego de leña pero eso calentó mi cuerpo
y en mi alma arde aún
como un inmenso fuego de artificio.
Tú, Auvernés, cuando mueras,
cuando el enterrador te lleve,
que te conduzca a través del cielo
hasta el Padre Eterno.
Esta canción es para ti
para ti, anfitriona, que sin ceremonias
me diste cuatro pedazos de pan
cuando tuve hambre
tú que abriste tu panera cuando
las paletas y los paletos
toda la gente bien intencionada
se divertían viéndome ayunar,
no fue más que un poco de pan
pero bastó para calentar mi cuerpo
y en mi alma arde aún
como un gran festín.
Tú, la anfitriona, cuando mueras
cuando el enterrador te lleve
que te conduzca a través del cielo
hasta el Padre Eterno.
Esta canción es para ti
para ti, desconocido, que sin ceremonias
con un sonrisa triste me sonreiste
cuando los gendarmes me detuvieron
Para ti que no aplaudiste cuando
las paletas y los cultos
toda la gente bien intencionada
reían al ver como me llevaban.
No fue más que un poco de miel
pero calentó mi cuerpo
y en mi alma brilla aún
como un gran sol.
Tú, extranjero, cuando mueras,
cuando el enterrador te lleve,
que te conduzca a través del cielo
hasta el Padre Eterno.
Gaorges Brassens (ateo, por cierto)
Muchas gracias a ambos y felicidades también (más terrenales que espirituales).
Luis, cuánta razón tienes con lo del regalo. Y magnífica la canción, por cierto.
Abrazos
Publicar un comentario