sábado, 24 de diciembre de 2011

Noche plácida

Hay un dicho que dice que es mejor estar solo que mal acompañado. Quizá en días como hoy adquiere más sentido que nunca. Esta noche muchas personas, en nombre de la sacrosanta familia -la tradicional, claro- y de la Navidad, se reúnen para cenar... aunque sea a la fuerza porque le van a ver el careto a ese cuñado bocazas o van a tener que aguantar las tonterías de esa suegra impertinente u oír las manidas opiniones de ese primo lejano. Y eso que al parecer, así es el homo sapiens (?), el mayor motivo de discusión en estas fechas es por quién se hace con el control del mando a distancia. Será precisamente para no escuchar al resto de familiares pese a que el tiro salga por la culata y se acabe en bronca igualmente. Así que mi deseo este año es que sobreviváis a la familia y/o a las malas compañías, para que no os pase como a los pobres de Plácido (magnífica película que todo aficionado debería ver, especialmente si no la conocen) con los ricos burgueses que les invitan a cenar en Nochebuena por eso de las apariencias, no por otro motivo; el resto del año, si te he visto no me acuerdo. En fin, tened una noche plácida y si podéis disfrutar -y hacer disfrutar- mucho mejor.

3 comentarios:

  1. Feliz Navidad amigo... y por muchas visualizaciones de Plácido, una de mis pelos favoritas de ayer, hoy y siempre.... Feliz Navidad

    ResponderEliminar
  2. Feliz Navidad, que este 2011 a punto de extinguirse te ha traído el mejor de los regalos posibles.

    Esta canción es para ti
    Para ti, Auvernés, que sin remilgos
    me diste un poco de leña
    cuando tuve frío
    tú que me diste fuego cuando
    los cultos y los incultos
    toda la gente bien intencionada
    me cerró la puerta en las narices.
    No era más que un poco de fuego de leña pero eso calentó mi cuerpo
    y en mi alma arde aún
    como un inmenso fuego de artificio.

    Tú, Auvernés, cuando mueras,
    cuando el enterrador te lleve,
    que te conduzca a través del cielo
    hasta el Padre Eterno.

    Esta canción es para ti
    para ti, anfitriona, que sin ceremonias
    me diste cuatro pedazos de pan
    cuando tuve hambre
    tú que abriste tu panera cuando
    las paletas y los paletos
    toda la gente bien intencionada
    se divertían viéndome ayunar,
    no fue más que un poco de pan
    pero bastó para calentar mi cuerpo
    y en mi alma arde aún
    como un gran festín.

    Tú, la anfitriona, cuando mueras
    cuando el enterrador te lleve
    que te conduzca a través del cielo
    hasta el Padre Eterno.

    Esta canción es para ti
    para ti, desconocido, que sin ceremonias
    con un sonrisa triste me sonreiste
    cuando los gendarmes me detuvieron
    Para ti que no aplaudiste cuando
    las paletas y los cultos
    toda la gente bien intencionada
    reían al ver como me llevaban.

    No fue más que un poco de miel
    pero calentó mi cuerpo
    y en mi alma brilla aún
    como un gran sol.

    Tú, extranjero, cuando mueras,
    cuando el enterrador te lleve,
    que te conduzca a través del cielo
    hasta el Padre Eterno.

    Gaorges Brassens (ateo, por cierto)

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias a ambos y felicidades también (más terrenales que espirituales).

    Luis, cuánta razón tienes con lo del regalo. Y magnífica la canción, por cierto.

    Abrazos

    ResponderEliminar